Descolonizando
Gran parte de mi vida he sentido que habito una contradicción imposible de resolver. Un sentimiento de que esta manera de existir y de ser nada tiene que ver con mi sentir interno y la realidad del mundo afuera. En 2024 estas contradicciones llegarían a su punto más alto y a mi necesidad visceral de entender este sinsentido que parece abarcar todo lo que me rodea.
Mi incapacidad de mantener un trabajo asalariado sin la erosión de mi ser y mi energía para la vida se cruzaría con dos eventos importantes: El genocidio ocurriendo en Palestina y la elección estadounidense. Las acciones de Israel en Gaza me rompieron y por meses tuve preguntas, como espinas en la cabeza ¿Por qué esto está ocurriendo? ¿Por qué parece que el mundo entero se opone y, aun así, la masacre continúa?
Tras seguir de cerca las noticias de las elecciones en EE. UU. llegué a la conclusión de que la administración de la hegemonía tiene la completa intención de apoyar incondicionalmente a su representante en el Oriente Medio, Israel. No ha parado, ni por un momento de mandar bombas que caen en los techos de familias palestinas, no ha parado de defender a capa y espada todos los intentos internacionales de frenar este genocidio. Sus políticos, tanto republicanos como demócratas, han reafirmado incesantemente el derecho que Israel tiene de “defenderse” y la solidez absoluta de su apoyo al perpetrador de la masacre.
El siguiente ensayo es a la vez la manera en la que he llegado a comprender el mundo para borrar la contradicción y mi intento de sanar esta herida que nos atraviesa a todos, todas y todes. Son unos lentes para ver donde duele y quien nos ha atravesado el vientre con el filo de un hierro al rojo vivo.
Cuando se habla de imperialismo lo más importante a tomar en cuenta es que hablamos del presente. El imperialismo el historia de como el racismo, el patriarcado, y el capitalismo se impusieron en lo territorios que ahora habitamos para transformar nuestras maneras de ser, de vivir, y de hacer.
No se puede hablar del imperialismo desde afuera, es un fenómeno que atraviesa no solo nuestros cuerpos sino el mundo en si. Es la razón por la que hoy la mayoría de las gentes de la tierra se dividen en hombres y mujeres, en los blancos y la diversidad humana. Es la razón por la que habitamos en ciudades y el origen de la destrucción de lo rural. Lo vivimos día a día: trabajando por un salario, sintiendo el calor del desmonte, y presenciado como un tren llamado Maya destruye las mismas comunidades que dice representar.
Este dolor colectivo que envuelve al mundo hoy, en el 2024 es completamente intencional. No es un sistema corrupto que debe ser reformado, es un sistema diseñado exactamente para ello. Para transferir las riquezas de la tierra y las personas a una serie instituciones e individuos especifica y es una realidad que por mucho tiempo el poder ha intentado ocultar de nosotres.
Ya no.
Las gentes del mundo, empezamos a recordar quienes han sido y como han actuado estas fuerzas genocidas para controlar nuestro ser y nuestro habitar. Más importante, estamos comenzamos a recordar quienes somos nosotres, nuestras lenguas, nuestras maneras de habitar salidas de una relación con la tierra.
El imperio que hoy en día es responsable del genocidio palestino es parte de una descendencia ancestral de dos mil quinientos años. Es el hijo de una estirpe que, con el tiempo, ha refinado sus maneras de matar, sus maneras de extraer, y sus maneras de crecer no solo en los territorios del planeta sino en nuestros mismos cuerpos y sentires.
En especifico cuando hablamos de imperio en la actualidad hablamos de Estados Unidos de América y de los ancestros que le dieron vida a esta sanguinaria entidad: El imperio romano, la iglesia católica, y el imperio inglés.
Si bien ha cambiado sus formas especificas de operar y de ser hay un patrón claro e indisputable en el actuar del imperio. Sus miembros, instituciones, e ideologías pueden transformarse pero al final, el imperio es la infinita acumulación de los ricos tanto de tierras, recursos, y personas.
El imperio es la combinación de dos entes, una clase social dominante que otres han llamado burguesía, aristocracia, nobleza, o capitalistas. No confundamos las palabras con academia o términos demonizados por el mismo sistema. Son, simple y llanamente, los ricos y poderosos. En diferentes espacios, tiempos, identidades pero, a fin de cuentas, son las personas que poseen una cantidad importante de riquezas e influencias. El segundo ente es el estado, es la institución que administra las fuerzas armadas del imperio.
El imperio es la relación simbiótica entre una clase dominante y una institución administrativa. La tendencia de los ricos a acumular, competir y sobre-explotar a las personas y la tierra los vuelve una fuerza inestable. Reinos que se devoran entre ellos o que imponen una violencia tan brutal que la misma población les ejecuta. Por lo mismo, el imperio surge cuando los ricos son controlados por el estado. El estado desde Roma hasta México es quien disminuye y dirige la violencia de los ricos solo lo suficiente para evitar la autodestrucción de tanto el imperio como su clase dominante.
Para que el imperio nazca y se mantenga vivo el estado debe de hacer dos cosas:
Nombrare los procesos anteriores como el ciclo de la acumulación/expansión y el ciclo de la consolidación.
No es una coincidencia que los cuatro imperios occidentales tuvieran tanto el ejercito como la economía mas grande de su tiempo. Una no puede existir sin la otra. Cuando los ricos hablan de crear o expandir un mercado ocultan la verdad. Crear un mercado es en realidad la posibilidad de destruir otra tierra mediante la minería y la agricultura industrial aunada a la esclavización de las gentes a través de la violencia directa o el trabajo asalariado.
La naturaleza violenta de este proceso es fue (es) resistido por las gentes de los territorios no imperiales. Ninguna sociedad en su sano juicio permitiría la destrucción de los montes, ríos, florar y fauna de la tierra donde habitan para el enriquecimiento de unos pocos extranjeros ricos. Por tanto, el estado debe intervenir por medio de la fuerza militar y la conquista para que los nuevos mercados sean posibles.
La constante expansión es reflejada en un crecimiento económico que mantiene cierta estabilidad en la población imperial. Más simple, funciona como un paliativo que mantiene al ciudadanía relativamente contenta y evita su explotación por los ricos y poderoso ahora enfocados en los nuevos territorios conquistados.
Este ciclo de acumulación se ve representada en el mundo real por el desarrollo de las ciudades. La ciudad es un espacio donde el imperio concentra a las personas para facilitar su administración y es el espacio donde la vida de la población esta necesariamente sustentada por el consumo. Es la manera en la que el imperio establece las relaciones de poder que sostienen su existencia. Es donde las poblaciones se vuelven ciudadanas y así, gradualmente, olvidan las formas de vida que por miles de años sostuvieron sus comunidades.
En pocas palabras: es donde las personas son despojadas de su diversidad de vivir y ser para convertirse en romanos, ingleses, o incluso, mexicanos. Es donde se establece la división entre la diversidad de la vida humana y los poderosos.
La consolidación es la manera en la que el espacio y las gentes (tanto dentro como fuera del imperio) cambian como resultado de el vinculo de dominación militar y económica. Es la manera en la que ciertas gentes son incorporadas al cuerpo del imperio y otras son deshumanizadas para justificar su genocidio.
Es el establecimiento de una cultura imperial con sus respectivas identidades y la definición de lo otro. Lo otro entendido como las gentes que pueden ser masacradas o esclavizadas. Si bien las identidades e ideologías especificas hay un trasfondo común.
El imperio se entiende a si mismo como los mayores representantes de la paz, el progreso, el orden y la civilización. Es una identidad blanca y masculina que se pavonea de su racionalidad, su trabajo duro, y quien civiliza a los salvajes que habitan fuera de sus fronteras. Se entienden a si mismos como literalmente los buenos de una historia para niños. Esto es ampliamente visto en las representaciones culturales de cualquier imperio. Las películas de indios y vaqueros americanas, la creación de la imagen de la bruja y su demonización, y las exposiciones coloniales inglesas son solo algunos ejemplos de ello.
Fuera de la identidad de los imperialistas, racionalizar los procesos de violencia requiere deshumanizar a lo otro. Esto se logra mediante dos procesos. Imaginar a lo otro como seres primitivos, salvajes y naturales. Personas que no se diferencian de un caballo tirando de una carreta o un burro arando la tierra. Al mismo tiempo lo otro es una fuente de miedo. Son los bárbaros que planear destruir la paz de nuestra civilización, los negros que violan mujeres, o los palestinos que, contra toda razón, desea solamente la destrucción de Israel.
De este miedo surge la necesidad de masacrar y dominar a otras gentes fuera del imperio. También es el origen de este discurso tan sonado donde Estados Unidos constantemente invade y destruye naciones del medio oriente para lograr su “seguridad nacional”. El imperio como resultado de ser un pueblo virtuoso que se defiende de los monstruos del resto del mundo. La enorme acumulación de minerales, petróleo, y mano de obra es simplemente una alegre coincidencia.
Entender el imperialismo es más que un ejercicio histórico: es una herramienta para comprender cómo las relaciones de poder, riqueza y opresión han sido diseñadas y perpetuadas hasta el presente. Cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente, forma parte de esta historia, y solo confrontándola podemos encontrar formas de resistencia y liberación.
Este es solo el primer paso. Los detalles y los ejemplos históricos que desmenuzan las fuerzas detrás del imperialismo vendrán después, pero el conocimiento de estas dinámicas comienza aquí: con el reconocimiento de que las estructuras de poder que nos rodean tienen raíces profundas, y que debemos desenterrarlas para verlas claramente.